La Generación Millennials, aquellas personas nacidas entre 1981 y 1995 aproximadamente (entre los 20 y 35 años), parece mostrar tanto cariño por los dispositivos digitales y la cerveza artesanal como por el consumo de café. O al menos así se ha puesto de manifiesto en distintos países, como por ejemplo los Estados Unidos, principal consumidor mundial de esta bebida, tal como recogen algunos medios de comunicación.
Desde la National Coffee Association (NCA) señalan que esta generación representa el 44 % de las ventas de café en EEUU. Y, además, la pasión por el consumo de café de forma habitual se origina cada vez a edades más tempranas (entre los 14 y los 17 años). Aunque, no obstante, estos datos se podrían extrapolar a otros países como China y España. Y es que, gracias a sus beneficios, el café es una bebida cada vez más aceptada socialmente, incluso más que los refrescos.
Pero, además, está de moda beberlo fuera de casa; simplemente basta con observar las estrategias de marketing y las campañas de publicidad puestas en marcha en los últimos tiempos por marcas como McDonald’s o Starbucks. De ahí la importancia de contemplar una máquina vending de café en las empresas -tanto para empleados como para clientes-, instituciones y edificios de tránsito como hospitales. Es un hábito adaptado a una realidad creciente que, sin duda, satisface la demanda de la sociedad actual.
Dentro de nuestro país, la demanda cafetera no para, tanto entre los millennials como entre la población adulta. Por lo tanto, podemos afirmar que la cultura cafetera está ampliamente instalada en España. Y lo apreciamos como un acto social y un momento especial de relax y desconexión. Por ejemplo, tomar café en la oficina con los compañeros de trabajo nos permite relajar nuestra mente del estrés diario y dar rienda suelta a conversaciones constructivas. Tras ese momento, nos sentimos con las “pilas cargadas” y más motivados para afrontar la tarea del resto de la jornada.